miércoles, 13 de junio de 2012

Relato: Despertar (I)

[Pequeño relato de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario, prácticamente improvisado]

Era una noche oscura, una noche que en cualquier ciudad sería cálida, pero en una pequeña carretera comarcal no. En breve retomarían el camino, pero el oficial les había dado permiso de descanso antes de volver a la central. Un mal día, no habían disuadido ni podido echar mano de los mineros, "Una puta mierda" dijo su compañero a Gómez. Desde luego habían acabado hasta las narices, eran los refuerzos, habían venido desde Madrid, ¡casi habían cruzado el país como jodidos refuerzos!
¿Y para qué? Eso no lo habían visto antes, no. Estos tíos, los mineros contestaban, no cejaban, no se sentaban no. "Son unos cabrones" repitió Gómez, y Costa no pudo evitar darle la razón, no habían conseguido hacer su trabajo, y todo porque esos mineros estaban como en su casa, respaldados y dispuestos.
Aun con el silencio, el cansancio podía más. Nadie, ni Gómez ni Costa se daban cuenta del repiqueteo, del picar debajo de ellos. Horas antes había empezado el sonido de picos, luego el rascar, luego el raspado. No se dieron cuenta, hasta que la carretera se hundió; hasta que las cunetas se abrieron; y hasta que ese par de piedras mal puestas de un lado se movieron como si fuesen puertas, no lo vieron venir. Pero olieron el moho y el óxido, antes de notar los picos, la herrumbre y el hueso...

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Ya estaba todo bien, una llamada, apenas 15 minutos después Hernández estaría con su compañero de gobierno López, disfrutando de un vino para festejar el fruto de su trabajo, en casa de López, en la finquita, apenas a un paseo en coche desde Toledo. Estaban a punto de hacer prosperar, como hacía tiempo se prosperaba en Madrid: con libertad. No era justo que el gobierno pagase algo tan inútil como un hospital, eso era cosa de gente que sabría hacer algo de provecho, y además el día de mañana se acordarían de él. ¡Todo el mundo ganaba con ello!
López había terminado de hablar en Ciudad Real, y estaba igual aunque algo más cansado. En esos caminos había algo mejor que en las autovías: podías ir como querías, no te la pegabas si no eras viejo o llevabas una tartana como esos pobretones gitanos. Él llevaba su coche todo lo deprisa que podía, aunque entre la noche, y la puñetera bruma de las aguas cercanas, pequeños riachuelos que se estancaban y se evaporaban con igual frecuencia, debió de parar. Paró porque algo reventó la rueda. Y apenas vio los pelotones, la tierra húmeda se movía entre las brumas y las sombras, con tranquilidad. Primero salieron herrumbrosas puntas de lanza, luego madera verdosa, y después hueso y carne remojada hecha jirones sobre hueso. Cuando se giró pensó que debía ser una broma, cuando se acercaron con las armas en ristre, no pensó mucho más, se metió de vuelta, pero no durante mucho tiempo.
Hernández no estaba, y a su chófer le extrañaba mucho, habían quedado cerca de una zona menos concurrida del Toledo viejo. Le buscó, incluso con el coche tras ver que no contestaba ni tenía el móvil encendido. Desde el coche no vio aquel viejo cementerio de la judería, con todas las pesadas lápidas y losas desplazadas, con la tierra escarbada, aunque con orden y sin nada roto. No lo vio claro, hasta que bajó del coche para dar un último vistazo. Pedazos de un móvil, el de su jefe, una pulsera de la bandera rota y otros rastros le llevaron hasta el cementerio, pero como su jefe Hernández, sólo oyó el apagado sonido del roce del lienzo contra el empedrado tarde, pero sí encontró a su jefe Hernández, deshecho como un despojo; y vio esos pasos llenos de polvo y las sombras encorvadas; no pudo más que gritar. Las sombras le hicieron un gesto y un sonido, le mandaron callar y el corrió al ver sus vacías cuencas y sus roídas mortajas.

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[Y hasta aquí de momento ¿Lo continuo?]

4 comentarios:

  1. Mario me ha encantado... el principio me ha recordado a lo que está pasando ahora con los mineros en el norte del país... pero luego Dios!!! me he estremecido... me ha gustado mucho

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  2. Leído. Esta un poco confuso, habría que aclarar un poco las cosas. (Ya sabes que soy un quejica metódico)

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  3. Gracias por leer y comentar chicos.
    Y tranquilo Néstor, lo continuaré pero a mí me gusta esta forma de narrar escena por escena; o al menos por probar, intentar, algo distinto a la versión de conocimiento divino de autor. El miedo viene por enseñar cosas pero no mucho.

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  4. Estoy de acuerdo con Maite,a mi tambien me recordo a lo que esta pasando por aqui en el Norte.Esta muy bien Mario.

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