Pensé en escribir hace unos días sobre lo beneficioso que sería la huelga de jugadores profesionales de football en España. Una cura, una forma de romper con alguna de las rutinas que tienen a mucha gente abotargada. Pero, por ley, la desconvocaron... tiene bemoles el asunto. Por contra, el Día sin Música, aun sin tanta unanimidad y más antelación, se realizó debido a que el gobierno sigue sin cambiar su postura en cuanto al IVA cultural. Que conste, que la reforma fiscal a los deportistas me parece más justa, y que tanta unanimidad de parte de organizaciones me resulta sospechosa, y sí, en mi punto de vista el IVA es un impuesto injusto si no se emplea bien, que deben primar los impuestos directos y proporcionales para garantizar un mejor reparto de la riqueza.
Pero el derecho a huelga y la representación colectiva son más importantes, pero con ello luego está la necesidad que antes marcaba. En este país sólo UNA modalidad de UN deporte ocupa entre un 30% y un 100% de espacios deportivos (desde hace años deportes se ha independizado de las noticias, pero sigue teniendo notas en la redacción y emisión de éstas). Bueno... el furgol... sólo además entre 2 o tres equipos, el Madrid y el Barcelona, creando una sensación de abandono o vacío mediático al resto, sentimiento que crece y resulta hasta sensible en categorías inferiores, otros deportes con liga profesional y en la femenina. Es barato ese contenido, porque se hincha con rumores, suposiciones y opinión parcial. Pero de base, esto es un puñetero entretenimiento, como mis juegos y series...
Y como con mis juegos y series, resulta que los deportes, por muy "espectáculo" o competición, siguen siendo ficciones. Si te dicen llevar una cosa de un lado a otro lado, luego vuelta, debe haber necesidad de ello. Nadie intentará quitártelo, no tienes que hacerlo de una manera complicada ni con venta de camisetas por ello ¿O habéis visto muchas camisetas de carteros de barrio?. Los juegos son ficciones, pero se insiste en la realidad que subyace, supuesta-mente en ello. Se insisten en unos valores...
Unos valores que no veo en apenas nadie, ni por parte de la afición ni de los equipos, muchísimo menos por parte de unas directivas draconianas e hipócritas. Los deportistas son profesionales, en el término más áspero del término, pero que dependen de una falsa ilusión de pertenencia de los aficionados a sus equipos contratantes, sin ser malo es triste. Pero peor es cuando se transforma esos sentimientos en odio al rival, creando situaciones tan conflictivas que producen MUERTOS, El lenguaje que incentiva esto es casi propaganda de guerra, convirtiendo en héroes a profesionales... Pero sin llegar a ello por el momento, sólo pensad en que hay equipos donde uno es el centro del equipo por sus capacidades,
¿Cuánto dinero mueve esa industria y bajo qué reglas? Más o menos escandalosas, pero parte de ella también entronca con el mal endémico de la corrupción ¡Y de qué manera!. Ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autnómicos e incluso el central, defienden privilegios de las directivas de manera más o menos activas. Y todo ello requiere dinero y poder, razón por la cual los equipos pequeños son pequeños siempre, pero los grandes crecen en ambos cada vez más.
Vuelvo a hablar de esos falsos valores, y digo falsos porque lo son. La tolerancia, por ejemplo, brilla tanto como un agujero negro por su existencia. Hay odio al rival, xenofobia y homofobia, tanto en medios como en vestuarios como en la afición. Ese odio se traduce no sólo en insultos y gritos en los estadios, además se condensa en forma de nube donde la verdad apenas puede atisbarse, donde lo que se ve se deforma de manera enfermiza, como igualar antifascismo y fascismo entre los hinchas. Eso engendra violencia directa, y muertes. No quiero imaginar si con la asiduidad que esos enfrentamientos sucedieran con los juegos de rol... seríamos prohibidos. Pero los aficionados fascistas y racistas tienen una impunidad inaudita y terrorífica. Tranquilos, los antifas tienen un montón de palos y vigilancia encima.
Sí amigos hay que ser tolerante, excepto cuando lo que tenemos delante es una idiotez peligrosa. Por eso nuestro amigo y ciber vecino Mario se lamenta. No me gusta incentivar odiar a algo, pero estoy muy harto de obligar a que nuestro país baile con el horario de partidos. Si queréis podéis añadir vuestras opiniones en el lugar correspondiente.
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