Macarrada... muy divertida. |
Gintama es una serie satírica, que se hace eso sí, siempre con más cuidado en la estética que en la premisa (hasta donde sé). El autor original, Hideaki Sorachi, es colega del autor de Bleach Tite Kubo, y han hecho guiños mutuos. Pero Sorachi debe ser un fan irredento de otras muchas series, más de moda y menos de moda; y creo que acabó en las manos de un equipo de animación también semejante. De nuevo, la apariencia de los personajes intenta alejarse de otras series de humor, para tomar todas las ideas y capacidades de una serie de acción juvenil... Y de ahí le da la vuelta completamente, y eso transmite muy bien la película. Aunque coge una historia reconocible por ya contada (para que sea accesible a la gente menos fan), creo que la película intenta ser sobre todo fiel a la intención y a la premisa de Gintama. El resultado de eso es una historia de humor visual y acción explosiva, que juntos desmenuzan la cuarta pared sin ningún tipo de freno o de vergüenza.
La película nos presenta como se conocen dos de los personajes, Gintoki (Shun Oguri) y Shinpachi (Masaki Suda, viejo amigo de este blog) en un mundo de ciencia ficción retrofuturista-costumbrista. Junto con Kagura (Kanna Hashimoto) forman su negocio Yorozuya y ya está. Que los samuráis y las katanas estén prohibidas tras ser conquistados por alienígenas de aspectos diversos, los Amanto; tengan lanzamisiles y naves espaciales, junto con un estilo de vida decimónico... todo eso es parte de lo retrofuturista-costumbrista. Pero abrazando la fantasía te llega fácil que los Shinsengumi sean ahora una especie de policía federal, incluido Okita (Ryô Toshizawa) y sus oficiales superiores. Lo importante, es que una espada maldita debe ser recuperada, y parece tener que ver con la desaparición de Katsura (Masaki Okada), un amigo de Gintoki.
Desde ahí, con exposiciones directas a la cámara, guiños al anime y al manga, y no me refiero solamente a Gintama, se construye esta loca macarrada irremidible. Literalmente, en los primeros minutos de la película nos cuentan que quieren satisfacer a los fans y a los espectadores normales. Entre eso y lo antiheroico, sí, me reafirmo en que es la Deadpool japonesa. Insisto, tiene una capacidad para incluir citas o referencias totalmente directas a animes y mangas. Y la expresividad de los actores ayuda muchísimo a la sensación de ver una adaptación orgullosa y consciente de su propia irrealidad. La verdad es que ha sido un gustazo.
Y hasta dentro de nada, vuestro amigo y ciber vecino Mario os aconseja ver esto si tenéis tiempo.
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