Kokkaimori:
Guardianes de las Cenizas
- Léxico
Bakuchiuchi/bakuto/gyambura-/bó dú[Chino] (jugador/”gambler”)Burakumin/buraku (descendientes de los eta)Daikokuten (Dios de la Gran Oscuridad, dios de granjeros y comerciantes que promueve la fortuna a quien roba sin ser descubierto, además controla las inundaciones; un aspecto de Shiva.)Ebisu (Dios de la suerte de Japón)Gakidou (Fantasma hambriento, un Kuei jin)Hakamori (guardián de cementerio)Jibakurei (Fantasma de una víctima de suicidio)Kaishakunin (Quien da el segundo corte en un seppuku)
Keiri (Ejecutor o verdugo)Kokkai (ceniza de hueso quemado)Kyonshi (Cuerpo reanimado, tanto un Kue jin como otras clases de seres nigrománticos)Maisou (Enterramiento apropiado)Meng Pol (Diosa del Olvido, reposo y paz)Mukuro/shi/shishi/shibito/shinin/shigai (cuerpo o cadáver, no confundir con los Sih)Onryou (Fantasma vengativo)Shinigami (dioses de la muerte, guías de almas)Shoushitai (Cuerpo o cadáver)Yukan (Acción de limpiar, purificar o preparar elcuerpo para enterrar)
Durante casi dos mil años,
debido a las antiguas Guerras del Himalaya, tanto los magos de la
muerte y el destino hindúes y los contemplativos monjes guerreros de
las después conocidas como Tradiciones de los Eutánatos y la
Hermandad Akáshica han en teoría respetado cada uno su territorio y
soportado un incómodo fin de las hostilidades. Sin embargo, monjes
de ideas Akáshicas se han encontrado bien integrados dentro de la
cultura y territorios hindúes típica-mente Chakravanti (otra manera
de llamar en la India a los cultos Tanatoicos), siempre eso sí,
permaneciendo con un perfil bajo. Lo mismo pasa, pero con un perfil
aun más bajo en China y Japón, con base en ciudades portuarias y
dentro de lo peor de la sociedad, residen los Bó dú, jugadores de casinos y
apuestas clandestinos, pertenecientes a la secta de los Lhaksmists de los Eutánatos más actuales, secta más dedicada a la suerte adorada bajo la forma de la Diosa Shaktí,
o Xiwangmu
en China y otras partes de Asia, la contraposición al Dios supremo y
señora del oro. Respetando el papel de la Gran Señora Nüwa
como creadora y mantenedora de las murallas del mundo, se dedican a
afectar a la suerte de aquellos con quienes se encuentran,
equilibrando así el mundo; y en el proceso, llevaron el respeto a
los Dioses
de la Fortuna
desde su India original a China y Japón, incorporando incluso a uno
a quien consideraron de los suyos, Ebisu.
Ésta es la primera pieza.
Por
otro lado, dentro de las facciones Cuentasueños de Japón, estaban
aquellos nacidos en la parte más baja de la sociedad japonesa: los
actuales Burakumin, antes conocidos como Eta. Esta población sigue
teniendo graves problemas para integrarse en el Japón moderno, sólo
debido a lo poco digno
o puro
de su origen (artistas, curtidores y muchas veces enterradores y
similares). Algunos Despertados de esta etnia, furiosos por ese
desprecio, re-negociaron su posición, ascendiendo en la escala
social mediante tretas y reformas sociales uniéndose a la Corte de
los Cerezos, y ocultando su linaje forman el grueso de la agresiva
Convención de la Zaibatsu (dentro de la propia Tecnocracia);
mientras que otros no olvidaron su papel como vigilantes de los
muertos, y dentro de las filas de los Cuentasueños (normalmente
entre la Sociedad de la Rueda Fantasma o como Solitarios) observaban
y esperaban, intentando poco a poco mejorar el mundo no para ellos si
no para sus herederos y familiares; pero siempre atentos a los
movimientos desde el otro mundo, guardando de los fantasmas
hambrientos a los parias de la sociedad japonesa, actuando como
guardianes de los difuntos o Hakamori (nombre no insultante para la
secta, al revés que Buraku). Ésta es la segunda pieza.
Por
último, hace siglos 47 samurais juraron vengar a su señor, y para
ello llevaron una vida de iniquidad y se mezclaron con gente infame,
para a su debido momento cumplir la venganza. Sin embargo, aquella
deuda con el gran orden y el propio honor con su familia; a la que
dejaron por encima de la venganza, les costó una serie
reencarnaciones y de castigos. No se sabe bien si alguno de ellos se
vio anclado, pero unos cuantos de ellos o eran Despertados, o se
convirtieron en ancestros de unos cuantos (y los vieron como sus
avatares). Estas almas siguieron cargando el peso de sus pecados en su karma, y cuando muchas vidas después surgieron de nuevo en el mundo, parece ser que las 47 ya estaban en cuerpos de
Despertados, algunos creen que de hecho ninguno cayó en ser una
criatura de la noche (un Kuei-jin o Gaki) pesea su pecado por lo justo de su causa y su deseo de enmienda, y en gran
medida según algunos, porque dominaron su propio karma y sino. Sus almas
gravitaron a la Hermandad Akashica, principalmente a los grupos de
los Li-Hai, Kannagara y Vajrapani en Japón, sirviendo a los Shi-Ren
como ejecutores y Kaishakunin, compañeros en el seppuku que
aseguraban tanto la muerte como el honor del celebrante. Campeones
frente a la oscuridad, la traición y la vileza; aparecían en
momentos importantes como guerreros, destacando durante la
reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, destruyendo a
Nefandos durante décadas, y limpiando a muchos magos en ceremonias
kármicas. Ésta es la tercera pieza.
Hace
unos pocos años, todas las piezas se reunieron. Fue algo que se anunció
a algunos de todos ellos, con un estruendo y un silencio. En un lugar
de las afueras de Tokio, fantasmas hambrientos se alzaron furiosos, y
tantos fueron; que las fuerzas entrópicas, psíquicas y espirituales
alertaron a los que luego formarían los Kokkaimori. Consiguieron
contener esta extrema amenaza, y se ayudaron mutuamente varios grupos
y magos individuales a escapar de una extrema respuesta de la
Tecnocracia, que los quiso ver como los primeros causantes. Ese
estruendo pasó, y un gran silencio sucedió. Varias de las
encarnaciones más veteranas de los Kaishakunin, ya guarnecidas en
templos dispersos, se reunieron en un lugar, el mismo donde juraron
venganza a pesar de todo. Y allí mismo fallecieron, pero no antes de mandar un mensaje; un mensaje mental tanto a sus hermanos, para que
les buscaran en las nuevas encarnaciones, una nueva misión y a sus
compañeros de Tradición ajenos a esta reencarnación compartida,
una despedida.
Un
tahúr de la cohorte de una familia Jakuza, un Lhaksmist, que
reconoció a uno de los espadachines que contuvieron el ataque de los
no muertos también tuvo su importancia. También vio un signo del destino, una marca que le indicó
que debía integrarle a él y a sus ahora ronins camaradas en su
Tradición, ¡Algo peliagudo hablando de las dos amargas adversarias
tradiciones!. Y aunque los ronins tenían conocimiento de quienes
eran, sus recuerdos en los secretos más importantes de su antigua
Tradición se habían evaporado. Una intensa y peligrosa situación,
templada por la desaparición de secretos comprometidos, terminó con
una separación amable, un repunte inesperado y algo que algunos
artistas y monjes marciales ven como una traición; pero que tienen
que admitir, que el dharma y el karma les ha llevado ahí y no
ninguna maldad o ambición terrenal. Los Cuentasueños Shinto dejaron
libres a sus compañeros enterradores, en gran medida porque pese a
la estructura, siguen siendo una Tradición más atenta a los
designios de los Kami y los ancestros; o directamente no les
importaba en absoluto o lo agradecieron, librarse de sus primos impuros.
Filosofía:
El Karma, entendido como la ley que determina lo que está bien y lo
que está mal, hace a todos iguales. Ésta verdad ha sido aceptada
por todos los componentes de la Facción. El poder de esto en la
reencarnación individual, en el paso al otro mundo y la vida diaria
es visto de manera levemente diferente según cada una de las sectas
reunidas; con diferentes métodos hacen que se cumpla o lo abrazan,
siempre con la misma devoción.
Dioses
y ancestros guían más fuerte que nunca a todos estos magos,
ayudando a lograr un lugar en la Rueda, injustamente privada durante
mucho tiempo. Al mismo tiempo esta guía evita que busquen abusar de
la justicia. Ese puesto de Shinigamis (o dioses de la muerte). Los
elementos más cercanos al budismo y la filosofía asiática de la
secta hace que en parte sean la reconciliación de los paradigmas
tanatoico y akáshico.
Títulos:
Aceptan los títulos de la
Tradición, aunque apenas han ganado posiciones de respeto, aunque en
ocasiones emplean términos japoneses en lugar de sánscritos. Los
antiguos Lhaksmists han
recurrido a los vínculos con los otros miembros, pasando por nuevas
iniciaciones cuando no han sido ellos los mismos Gurus (o Senseis) de
sus compañeros. Además de ellos, los Burakumin
han ascendido especialmente a posiciones de similares, aunque además
de Acarya (ellos
prefieren Sempai en
ocasiones) prefieren ser conocidos como Hokaimori-el mismo nombre que
prefieren para sí mismos-, y por contra pocos Kaishakunins
han conseguido trascender del
rango de Chelas
(Kouhai, “pequeño compañero”), precisamente porque todos ellos
tienen algún superior vigilando los (tanto para evitar que caigan el
en Jhor como que vuelvan a ser de la Hermandad).
Sectas:
Tres sectas forman esta nueva Facción, cada una con un origen
distintos, de puertas fuera de si misma (incluidos otros Eutánatos)
ellos son Kokkaimori antes. Pero aún hoy las diferencias son
marcadas, aunque de manera complementaria entre ellos.
Los
Bakuto o Gyambura
traen la buena fortuna, además
de hacer la veces de intermediarios y mentores en las vías de los
Eutánatos a sus nuevos compañeros. Dado su origen, algunos de ellos
además son los enlaces con tecnomantes (pese a que ninguno destacase
especialmente, conocen algunos de sus trucos), aunque estos astutos
pícaros nunca fueron los más avanzados, prefiriendo una mezcla de
uso del azar, magia urbana y trucos con dioses propicios. Además de
los buscavidas de toda Asia, la facción ha reunido a magos
independientes de la suerte, la muerte y Huérfanos de Japón y otras
ciudades isleñas o asiáticas, además de nuevos aprendices propios.
Ebisu y Daikokuten
son sus principales patrones.
Ellos aportan por tanto el mayor número y variedad a la Tradición.
Son los especialistas en Entropía, además de Fuerzas y
Correspondencia.
Los
Hakamoris, término
no despectivo para los Burakumins, son los que más empaque y misión
colectiva dan, además de cierto liderazgo o consejo. Ellos esperan
que puedan romper el paralizado karma social japonés, que apenas ha
hecho nada por los desafortunados, en base a unas tradiciones que
parecen someter a toda la población, pero especialmente a sus
familias y aliados. Sus trucos sobre el otro mundo gracias a pactos
con los shinigami y los fantasmas siempre fueron algo que antes no
compartían, pero ahora es un orgullo y una parte importante de la
magia de la facción, además de haber contribuido a la tradición
con su rituales funerarios y parafernalia, partes de las prácticas
más importantes. Suyos son el empleo de Kokkai para la magia de la
facción, y la Kugan (purificación) como forma propia de Buena
muerte. Intentan por todos los medios de mantener a los fantasmas
errantes, los gakidou (vampiros orientales o Kue-Jin de los Clanes
Genji y Bishamon por igual) y otras criaturas sin que ataquen a los
mortales, y al mismo tiempo mantener a los ancestros en contacto con
su familia y comunicar a ambos. Saben que los Dragones Elementales, y
los Dragones Metálicos, han abusado del uso del orden, y que el
karma por ello puede arrastrar a toda Asia. Siendo ya usuarios
poderosos de Espíritu, Materia y Tiempo, la adición de Entropía y
los secretos Eutánatos puede convertirlos en una poderosa pieza del
Reino Medio.
Los
Kaishakunins
(en ocasiones llamados de manera despectiva Keiri o ejecutores)
aportan un poder marcial, aunque no todo el que podrían. Cuando
dejaron la Hermandad, la mayoría de los miembros no eran poderosos,
apenas aprendices, iniciados y discípulos; excepto una docena que
había alcanzado posiciones de sabios y respetables monjes. Ellos
murieron y mandaron recuerdos y mensajes justo al hacer ese suicidio,
una ceremonia secreta y honorable de seppuku que cortó los vínculos
entre los 47 y la Hermandad. Algunos dicen que uno de ellos fue
atendido, cuando comenzaron su venganza, por un tahúr y una esclava;
cuyas almas se reencarnaron luego en magos de sus ahora compañeros.
Una partida y compartir agua fue un momento de iluminación, que fue
el origen de de todas las partes. Eso es lo que recordaban, eso y la
misión de encontrar al resto, cosa que parecen haber logrado. Su
dominio de la reencarnación y el karma personal destacan, junto con
habilidad con la katana, mejorado con el entrenamiento (fuera de
Japón en este caso) de manos de los Caballeros de Radamantis, les
hace muy buenos con el uso de ésta en trucos de Mente y Entropía,
mientras parte innata de su entrenamiento en combate, además de sus
Vidas Pasadas o Sueño, les hace proclives en recordar secretos
antiguos (las esferas de Vida y Cardinal son sus favoritas),
empleando una mezcla de focos y magia Eutánatos y hechicería
oriental, usando la de manera marcial, juzgando a los enemigos de
aquellos a los que han jurado proteger (el pueblo japonés, las
Tradiciones y a sus nuevos aliados), usando su espada para purgar el
mal. Los rumores de que algunos de ellos dominan caminos Shinobi, y
que los abrazan con profusión antes que la agotada vía samurai
aumenta en parte su mala reputación entre otros Chi'inta,
especialmente entre sus antiguos Hermanos.
(Aclaro que no soy propietario de parte de lo que he escrito, os recomiendo leer los libros Mago - La Ascensión, Estirpe de Oriente, Tokio Nocturno, Tradition Book: Euthanatos y Dragons of the East. Cómo siempre gracias por leer, escribid y si os apetece dar alguna idea a vuestro amigo y ciber vecino Mario siempre será bienvenida)
Caray cuanto palabro raro. Yo que siempre he sido de las traducciones italianas.
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