lunes, 3 de septiembre de 2012

Piel de toro semita

Hola a todos, inauguro Septiembre con algo un poco complejo pero que me apetece compartir. ¿Sabéis qué es la cultura semita? Bueno, pues con distancias son un grupo cultural y (en ocasiones) étnico cuyo origen están amplias zonas de Oriente, Medio y Próximo; las fronteras entre África y Asia con Europa vamos. De Arabia a Jerusalen y de la larga historia de la ciudad Bagdad al Túnez actual se puede  reconocer lenguas y pueblos semitas. En gran medida hablar de oriente es hablar de pueblos, países o lenguas semitas. Gran parte de la historia escrita nos ha llegado precisamente a través de ellos, y muchos rasgos culturales eventos históricos y míticos de nuestra cultura occidental proviene de ellos: las tres religiones del libro, la Cartago Púnica que combatió a Roma, la Babilonia de la gran torre...
¿Pero sabéis un rasgo interesante de la influencia semita? Que muchas de las culturas con influencias semitas han producido un fenómeno (que puede que tengáis más oído) del antisemitismo; persecución de gente de adscripción cultural, religiosa y/o étnica semita, sobre todo judía, pero también a alguna otra etnia con origen común. Un ejemplo sería así como el cristianismo en Europa alentó el antisemitismo a lo largo de la historia moderna y medieval, así como también pasa en Irán, que por fuerte influencia musulmana son antisemitas los persas (que no son árabes por cierto) y (mi caso favorito) Israel contra los palestinos dentro y fuera de sus fronteras, cristianos o musulmanes, y a veces incluso judíos (de segunda clase son los no descendientes de migrantes).
Así con todo ¿sabéis cuál es el caso más cercano? España, que es el país occidental europeo más semita; por varias y distintas fuentes; unas étnicas y directas, y otras más culturales e indirectas. La primera "oleada" o foco, fue antes de la ocupación romana, con la creación de factorías fenicias, mercadeo con estos, y la relación con los Púnicos o cartagineses -una profesora mía siempre nos hablaba de como probablemente ése sea el origen de mucho del acervo andaluz, como ella misma era también-, sobre todo en el sur y las islas Baleares. Luego vinieron dos, la más indirecta pero enorme y otra más pequeña en magnitud pero directa. La diáspora judía en torno al mediterráneo, y la conversión de las ciudades y gentes romanas y germanas al cristianismo durante el colapso del Imperio, ambos influenciaron de manera decisiva las culturas locales; haciendo que los luego sefardíes se asentaran y movieran conforme la política y la religión avanzaban  desde el fin de Roma al feudalismo occidental. Por último, la más fuerte de las otras influencias, la islamización de la península, vía conquista militar, cultural, religiosa y política; que es visible incluso fuera de nuestras fronteras en nuestro idioma y en muchas otras aportaciones culturales occidentales (mirad cosas de química y textil por ejemplo). Y como ya he señalado antes en otros ejemplos, el antisemitismo rampante en la sociedad española tanto a nivel histórico como social llega a niveles indignante y vergonzoso. Es tal vez la mayor muestra de hipocresía, fuente de mucho de nuestros peores rasgos -insisto, por si no queda claro que estoy hablando del antisemitismo y no de la influencia de las culturas semitas per se, de no ser conscientes de donde hemos venido de verdad- con todo: hipocresía, acriticismo, prejucios contra otros como ideología y así.
Lo único que no me gusta de los semitas en general es la insistencia por su parte de hacer malos trabajos de filología y propaganda partes místicas de un dios único. No, eso no me gusta, pero curiosamente es su mayor éxito...
Y os prometo algo más en el blog muy pronto, de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario.

2 comentarios:

  1. ¡Caray! Vaya una lección magistral

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  2. Gracias, me olvidé de decir algo más de lo mediterráneo de los semitas y viceversa y la reconfiguración del dios hijo becerro en cordero, pero gracias, me alegro de que te guste.

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