sábado, 12 de julio de 2014

Comentario: Lo que moja la lluvia de Adriana Abenia


¡Hola a todos! Nueva entrega de crítica literaria, antes de una buena tanda rolera. Esta vez, para demostrar que puedo leer cosas que no sean de rol, ni fantasía, ni terror ni nada. Esta vez voy con ¿amor? ¿drama? ¿costumbrismo? ... Bueno voy con el estreno de Adriana Abenia (una mujer majísima por cierto) como literata.

En términos generales, puedo decir que si no me equivoco, nació esta historia de una forma similar a Drácula, con una noche de insomnio lleno de furor, de éxtasis de Dioniso o Apolo o algo de ardor de estómago. Pero en vez de terror, encontramos angustia y esperanza; además de retratos que son espejos de un metalenguaje, de un juego de una escritora primeriza y su relato retrato. Los reflejos, las ficciones de todas nuestras vidas son digamos un hilo conductor de un relato emocional.

Porque tenemos bueno, pues la vida de una criatura de ficción que crea ficción. Por un lado. Una escritora, Cecilia, que vive a través de su personaje, Ada; nacido de sus experiencias. Tenemos los secretos envueltos en ficción y mentiras que la ahogan. Tenemos relaciones y menciones con historias previas, mucho romanticismo, pero que al final sólo ocultan una historia todavía más primaria, un arquetipo más brutal como es el mito de barba azul, pero con un giro todavía aún más inesperado.

Como digo, tenemos a Cecilia envuelta en ficción, pero con cosas de verdad y cosas que ella desearía. Es por tanto una novela de punto de vista. Con un desarrollo, pero con elipses que sirven tanto para hablar de lo importante, para priorizar; como para llevar al lector fuera, con la mirada de la protagonista paralela a la nuestra, una mirada y una voz que se reparten bien. Fue lo que más me molestó de unas recientes lecturas, escoger mal a quién cuenta un relato. Eso que es lo primero que ha de escogerse, se hace y mantiene con férrea pero necesaria fuerza.

Y para tomar fuerzas, ¿qué mejor que sugerentes inclusiones? No hablaré de París o Mallorca, no; seguro muchos han hablado de ello (personajes adicionales a la trama y a la protagonista pero que no deshilvanan los hechos); si no de lo mucho que se come y bebe, y os lo dice quien hizo lista de comidas en el Estebanillo González, pues empata en menciones culinarias, espirituosas y demás placeres del paladar y el estómago. Tal vez el elemento más fantástico pero más realista es dónde lo echa la protagonista.

Pues eso, me ha gustado, leedla si os apetece una novela corta amorosa, pero que está bastante bien escrita y resulta cercana y amena. Y me reservo una opinión sobre paralelismos reales entre la novela y la realidad, excepto que me la preguntéis directamente. ¡Muy pronto más cosas de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario!

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