Casandra despertó de sopetón, el sueño que había tenido la hizo casi levantar todo su cuerpo con los brazos, rígidos como columnas. Pasó de estar tumbada a sentada sobre la cama en unas pocas centésimas de segundo cuando casi notó que sus brazos iban a agarrotarse. Lo que había soñado no podía sacárselo de su cabeza, así que inició una rutina, que sin hacerle desembarazar le de su sueño, le permitía asir con fuerza su propia existencia. Pero era inútil. Mirándose por última vez en el espejo tras escupir la espuma del dentífrico se dio cuenta, su sueño, con toda su alma gritando, no era una ilusión, no era un juego de la noche burlona; era un futuro cercano, terrible, y debía avisar a alguien, ¡Tenía que hacer lo!
Tomando su iphone buscó en las páginas de periódicos importantes, y antes de empezar de escribir con todo detalle y compartir el fuego de su augurio, se dio cuenta de que mucha más gente escribía todo tipo de cosas "¿Qué voy a hacer? Lo que voy a escribir no es nada que haya pensado, es algo que sé, es algo que he visto en un sueño, algo que siento de verdad". Si lo compartía junto con improperios, piropos, soflamas y aseveraciones... ¿No era una pérdida de tiempo? ¿Quién le prestaría atención? Sólo conseguiría que alguien la insultara, denigrara su premonición... NO, debía tomar otra forma de hacer las cosas.
Buscó entonces en las webs del gobierno, por supuesto. La gente podía usar su pre cognición mal, pero si alguien con responsabilidades, aunque no le hiciera caso la escuchaba, es posible que sirviera, por pequeña probabilidad. Si no siempre podría ser que la llamaran loca a secas, pero ese desprecio sería un castigo entonces, la maldición que le ahora abrazado, daría su ponzoñoso toque a otros... Ya empezaba a envenenarle el alma el orgullo y el rencor... "¿Pronto verdad?"
Esperó y preguntó, dejó mensajes y no paró. Aunque siguió con su mente embotada por la bien cierta visión del sueño, y sin saber muy bien fue pasando cada voz humana o no del otro lado del teléfono... Se sorprendía a sí misma con tamaña destreza ¿No era obvio su condición de vidente y adivina? Sin embargo ese orgullo palidecía con su significación última, de ella dependía prevenir su terrible sueño.
Finalmente le alcanzó la voz de las personas con las que debía hablar, estaba segura. Soltando todo el lastre de su sueño, de su alma llena de visiones, las voces al otro lado del teléfono le contestaron cuando terminaba, deteniéndola de comenzar con una disculpa de tan terrible y agorera perorata. Así hablaron las voces de los hombres responsables a Casandra:
-Le agradecemos su atención señora Pérez, realmente es agradable ver a alguien actuar con su responsabilidad. Sin embargo, ya actuamos para evitar esa previsión, tenemos en proyecto medidas y contra medidas a ese posible escenario. Trabajamos muy duro, con todos los medios e informaciones, calculando las consecuencias. Su visión, ese destino que narra no nos es desconocido, le repito. Usted ha visto el final posible a un camino, nosotros exploramos todo el empedrado y los desvíos que había antes. No queremos entretener la más. Buenas tardes, y esperamos que sepa actuar con diligencia.
Casandra al oír el cuelgue del teléfono estaba pasmada, esa pasión y certeza... ¡Eran verdad! Ella lo había visto, lo sabía, su adivinación era correcta... pero no era la única, y no había diferencia. El destino de todos no depende de una persona, por mucho que sepa, sino que está en manos que no son de nadie...
[Pronto otro nuevo, de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario