No es tokusatsu, es Tokusatsu Gagaga |
Bueno, ¿habéis notado que soy muy fan del tokusatsu por aquí verdad? No puedo decir para nada que me lo guarde, que leches, soy directamente un predicador pesado de ello. Pero esta serie nos pone en la piel de alguien, Kano Nakamura (Fuka Koshiba), una joven oficinista que vive su afición por el tokusatsu de forma armarizada (tokuota/otaku del tokusatsu en el armario vaya). Como mujer adulta, tiene el tiempo y los medios para disfrutar de cosas que no podía cuando era pequeña, pero como mujer adulta por contra tiene la presión de no hacer cosas inmaduras ni crear conflicto en su trabajo, además de dificultades para relacionarse gracias a su afición.
La serie coge esto, su pasado (que explica varias de sus actitudes presentes) y la interacción con varios personajes y nos da una historia costumbrista. Imagino que más acelerado o comprimido que en el manga original, la serie de 7 episodios está muy cuidada en muchos detalles puramente estéticos, que seguro adapta del manga, pero llevado a la televisión con sumo mimo y cariño a su vez. Tenemos así la materia prima de la fuente, el cuidado al adaptarlo audiovisualmente y otra virtud más, la actriz protagonista (Fuka Koshiba) y su personaje Kano que es simpática, rara y capaz de transmitir para que nos veamos reflejados en ella, con diferencias y muchas similitudes. Ya digo, esta historia es cotidiana, mundana, la vida de alguien que por su afición por el tokusatsu tiene sus alegrías y sus penas, sus conflictos. Pero insisto en que con los tres pilares de historia entrañable y divertida, protagonista carismática y la calidad de la ejecución te llevan por donde quieren.
Y sí, insisto en la protagonista, pero el resto del reparto también está muy bien en sus papeles. Yoshida (Kana Kurashina), la misteriosa veterana que reconoce en Kano un alma afín y luego una amiga; Kitashiro, la estricta compañera que oculta sus sentimientos (una enorme Haruna Kinami), y hasta la compañera normal Yuki (Rena Takeda, ya conocida de este blog) tienen momentos graciosos, tiernos y emotivos a lo largo de estos siete episodios. Me reservo algunos personajes porque hablar de ellos es revelar tal vez un par de agradables sorpresas. Solamente decir, que aunque hay personajes masculinos importantes, el protagonismo siempre va a ellas, las mujeres y sus relaciones mutuas las que tienen el peso y el foco. El subtexto de ciertas conversaciones además merece un apunte aparte por gente más inteligente y con mejor criterio que yo, pero resuenan cosas sobre identidad más universales que las aficiones, digámoslo así.
Ahora vamos con una polémica sobre algo que ya conté, el concepto de armarización como conflicto pero también como objetivo. Es bastante triste y que acabes animando a Kano en sus esfuerzos, creo que esa parte no es ejemplo, aunque como advertencia extrema sí sirva. Sin embargo, además de la explicación dentro de la propia historia, hay un contexto cultural. En Japón rara vez se expresan opiniones en público, sobre todo si el entorno no es de una confianza muy completa. Eso incluye espacios como clases o espacios de trabajo. No lo hace todo el mundo, sospecho que quienes no lo cumplen son quienes más miran mal y quienes más deberían avergonzarse, los reaccionarios vaya; pero me disperso. El no causar conflictos al grupo puede estirarse hasta mantener aficiones y trabajo lo más separado posible, no solamente no comentar ideas políticas. Llega hasta no intervenir en agresiones, por ejemplo, tal es la obsesión por mantener la harmonía. No es deseable, a mí no me sale aquí en España, ni allí diría que me saliese. Insisto, es algo malo, pero que entiendo en el contexto de la serie, tanto por la trama como por el contexto cultural.
Otro detalle es señalar que hay guiños a series reales, aunque en la serie las series no lo sean; y la gente que hizo las partes de estas series de tokusatsu son profesionales y veteranos. Hay mogollón de guiños, referencias y cameos, no quiero detenerme en todos ellos, solamente decir que hay veteranos de los últimos años que aparecen y se agradece. Insisto de nuevo en que he empatizado con la protagonista y con sus diatribas, la verdad; y también con sus victorias diarias. Ah, y la canción de la serie está cantada por el mismo que quien cantó la canción de Wizard:
Hasta aquí vuestro amigo, aliado y ciber vecino Mario, mucha fuerza este 8 de Marzo y los que vengan. Aprendamos cosas buenas del tokusatsu, y critiquemos sus cosas malas.
Parece que se han puesto de moda las tunicas blancas en Japón.
ResponderEliminarUn poco jajaja
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