Playboy
y Filantropo
Ay,
ya el rito de la semana que viene es verdad... podemos quedar unas
horas antes, tengo un coche nuevo y planes para una fiesta esta
noche, un amigo me ha enseñado los trapos sucios de algunos de los
invitados y creo que son para sacar el colmillo.
Preludio:
Tu familia es muy tradicional, demasiado tradicional la verdad.
Generaciones habían vivido
en las tierras de la familia, generaciones habían ido a las mismas
escuelas para élites
apolilladas. Tus
apellidos salen en los
libros de historia, o eso te
han contado, porque no los
has leído. Tú estabas más
dedicado a salirte con la tuya siempre
que podías,
más que a ser un buen chico estudioso. De pequeño era
acaparar juguetes y dulces
además de hacer pellas; de
adolescente conseguir
alcohol,
acumular escapadas de fines
de semana de cinco días y ligues
aun más cortos.
Los
tutores de refuerzo no podían controlarte, así que hacían los
deberes por ti. En la
academia se sentían tan humillados por ti, y tan en deuda con tu
familia como patrocinadores, que miraban para otro lado de tus
correrías. Tu familia te
vigilaba de cerca claro, pero tu madre estaba fuera casi siempre, y
era tu padre (más rico, pero con menos abolengo) el que tenía que
intentar controlarte, pero siempre le ganabas.
Tu abuela, por otra parte, era
quien velaba por ti cuando regresabas
maltrecho, te echaba la bronca
claro; pero
también ocultaba
y disculpaba tus deslices,
porque "Eras quien debías ser".
No terminabas de entender eso, pero mientras te sirviera para salirte
con la tuya...
Descubriste
porque tu madre tenía tantos compromisos, porque podías salirte con
la tuya tan fácilmente y porque a tu padre le veían como de
segunda. Era el día de tu
19 cumpleaños, en el tercer día de fiesta con los amigos; aunque un
número anormal de primos se
habían auto-invitado. La
cosa se empezó a descontrolar, cuando uno de esos imprescindibles e
impresentables de la fraternidad rival trajo a amigos y empezaron a
armar bulla. Cuando
mediaste, te tiraron una botella (cara y comprada con tu dinero), y
el dolor fue dejando paso a una sensación aun más de ardor, casi
furor. No sabes cuanto tiempo duró, pero cuando recuperaste el
sentido y la cordura andabas a cuatro patas y tenías pelo por todo
el cuerpo, y estaba tu abuela mirándote con una mezcla de orgullo
y vergüenza. Habías abierto por la mitad a dos de esos imbéciles,
pero tu prima le estaba evitando morir solamente tocándoles
con sus manos.
Fue
entonces cuando te obligaron a tomarte tu Legado familiar más en
serio. No te quedó más remedio que agachar las orejas y meterte el
rabo entre las piernas y atender a tus mayores, y fue literalmente.
Eres un Garou, un orgulloso
descendiente de líderes de manada y reyes, héroes que salvan al
mundo todos los días sin que nadie lo sepa. Lo normal es que
hubieses aceptado eso...
pero también te enseñaron que eres un Ragabasah. Aun lamentan que
nacieras con ese signo, tú por suerte eres más que feliz de serlo.
Concepto:
Evidentemente tu abolengo era
suficiente para que Halcón te diese la bienvenida como uno de sus
hijos espirituales, y tu Rito de Iniciación no salió de lo
previsto. Pero cuando tu
Tribu y Casa no te necesita cerca, necesitas mantenerte ocupado. ¿De
qué sirve ser rico y
popular si no has de
quedarte en un bosque lejos de todo?.
No quieres dejar en manos de la Parentela el trabajo de velar por
todos los intereses de la familia, así que te ocupas de ser un
rostro visible; una especie de portavoz
del lado más amable y joven de los señores de toda la vida. Te
dedicas a aportar y reunir fondos contra la deforestación, la
pérdida de espacios salvajes y cosas de esas. Lo interesante es
siempre la fiesta de después.
Hijos
de Gaia y Moradores del Cristal se sienten más cercanos a ti, y en
parte el sentimiento es mutuo; lo
que hace más fácil enterarte de lo que sucede en la Nación Garou.
Y entre las élites hay enemigos igual de peligrosos que en los
campos de batalla umbrales o los frentes, los chupasangres se creen
que el poder y los que lo ostentan son sus peones;
y los esclavos de la Tejedora no dejan de querer poner ellos las
normas. Menos mal que estás tú para empezar a cambiar las cosas, y
solamente estás empezando.
Sugerencias
de Interpretación: Eres un
lobo que se
viste de seda y te encanta. Te sientes como un James Bond o un
Christian Grey; y te encanta. Por supuesto, eres más obvio y menos
discreto que ninguno de ellos. Eres
ostentoso, lo que causa que tus Ancianos no te terminen de respetar,
pero lo haces porque es lo ideal para ocultarse a plena vista en
donde simplemente arrancar la garganta a tu enemigo no funciona. Ojo,
crees en las causas que defiendes, pero no crees que simplemente
sacrificarse por nada cambie nada, te esfuerzas por hacer mejor para
todos, tú incluido.
Utilizas tus engaños y tu labia más a menudo que tus garras, pero
cuando debes las sacas, solamente que lo haces acompañado de quienes
saben usarla mejor que tú. Y si son tus propios adversarios quienes
se destrozan, mejor.
Equipo:
Coche de alta gama para campo y ciudad, mudas
ropa de deporte elástica en el maletero, ropa elegante de negocios,
cartera de piel, pistola de
9 mm, smartphone de última generación, bastón espada con el sello
de Clan, chequera y pluma personalizada.
[¡Nuevo personaje! Si lo hubiese hecho Morador del Cristal los referentes ería Tony Stark y Bruce Wayne, pero siendo un ricachón sangre azul le pegan unos referentes más casposos. ¡Pronto más cosas de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario!]
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