Aspirante
a Señor de la Noche
Bienvenido,
te esperaba. Creo que querías pedirme algo, no te preocupes; te
ayudaré con ello, ya me devolverás el favor. Tenemos la eternidad
para ello.
Preludio:
La Excelencia. Con mayúsculas en el determinante y en la E, no era
una cuestión a ser aplaudida en tu familia, mucho menos en tu
entorno. Era una condición para existir. Bueno, podías ser como
aquel primo que se hizo deportista de élite, total, el deporte es
menos indecoroso que el ser modelo como aquella sobrina segunda. Pero
tú no eras un pariente lejano de tus apellidos, no. Tú tenías el
mejor abolengo, tus padres te inculcaron
que ellos no te engendraron porque desearan desfogarse o que les
atendieras de mayor, no. Tú eres el futuro, el futuro de tu apellido
y tus recursos. Tu educación debía ser concienzuda, pero no
solamente en los exámenes, habías de ser capaz de dar una imagen y
apuntar alto. El dinero no es nada si no se invierte bien, y no ibas
a ser una inversión perdida.
En
el colegio destacaste, eras el primero en todo lo que tus padres te
exigían, pero eras simplemente correcto en aquello en lo que tus
padres te desaconsejaban. El instituto fue un choque para ti, a
partir de los 15 años. Las hormonas te golpearon fuerte, pero los
ecos de tu comportamiento obsesivo no se notaron, demasiado; eras uno
más en aquel internado inglés. Su severa disciplina y su lección
de decoro y corrección te
acompañarán, aunque aun hay quien guarda bajo la manga la muerte de
un compañero y tu relación con ello. El culpable fue él mismo por
intentar sacar tu comportamiento a la luz.
De
vuelta a la universidad habías aprendido algo más, como la gente
invisible podía herir a través de la mejor armadura, destrozar
reputaciones o burlarse de las tradiciones, sin miedo a la
reprimenda. En la universidad aplicaste estas inquietudes, realizando
estudios de Derecho, luego consiguiendo título de
telecomunicaciones. En una universidad pública probablemente
cuestionarían tus conocimientos técnicos, pero en aquella facultad
tus dotes naturales de mando sobre tu "equipo" eran
lógicamente aplaudidas. Entraste en los muchos negocios familiares
como "Experto en Innovación" y te fue bien. Buscaste
diversificar tus activos y actividades, retomaste viejas relaciones y
escogiste a una pareja con las suficientes inquietudes y algunos
puntos fuertes (atractivo y discreción), tuviste hijos. La vida te
sonreía.
Hasta
que un círculo aun más exclusivo se interesó por ti, sus
sugerencias te parecieron atractivas, te enseñaron cosas... y
entonces la Muerte te devolvió una sonrisa. Ahora eres un Neonato,
pero con recursos y pedigrí. La fachada de hombre de negocios oculta
lo que antes tenías, un ser poderoso, parte de una élite. Ahora
eres a lo que la Élite aspira.
Concepto:
Te Abrazaron en el Clan
Ventrue, ya que habías llamado la atención oportuna. Eres un joven
y prometedor miembro de la Estirpe, pero quieres más. Te han echo
promesas: en unas décadas serás promocionado dentro de la ciudad,
en siglos dentro del Clan y de la Torre de Marfil.
Tú has decidido acelerar las cosas,
un poco al menos.
Aun estás decidiendo si ser una voz tras el trono u ocupar el trono,
cualquiera de ambas posiciones te parece interesante.
Guardas cada favor como oro en paño, cada deuda saldada es parte de
tus
Sugerencias
de Interpretación: Eres
ambicioso y no lo ocultas, eres soberbio y tampoco lo ocultas. Lo que
sí ocultas es algo, y eso
es tu alimentación. Sabes que es algo peligroso dejar que si
miembros adversos o poco amigos descubren,
irán contra ti. Si alguno de los que consideras aliados (que no
amigos) lo descubren, pasarán a ser un riesgo. No confías en nadie,
pero tampoco lo demuestras. Juegas a juegos de poder, pero eso no lo
ocultes, ya sabes que los Antiguos lo saben, la Yihad ha de jugarse
con habilidad, oculta solamente lo que puedan ser una afrenta. Sé
amistoso, correcto y sonriente; mientras los Antiguos te vean como un
ejemplo para los otros Neonatos, y los Neonatos te vean como alguien
"obvio" que
trabaja para los Antiguos
mejor (en realidad trabajas
para ti mismo). Cuando no te
miren, es hora de sacar al monstruo que eres, y que te encanta.
De vez en cuando sigues con la fachada de ser mortal, pero delegas en
otros partes incómodas. Tu altanería es honesta y directa con
vampiros a los que no debes nada, sabes que las florituras les
enervan y no hace falta tirar margaritas a los cerdos. A los
Antiguos,
la pompa y la etiqueta es un puñetero salva vidas, no lo dejes
ni seas idiota. Los mortales
no tienen ni idea, y ya tienes a suficientes cerca,
así que concéntrate en los no muertos.
Equipo:
Residencia ostentosa, piso discreto, ropa de marca y a medida, móvil
de última generación con gadgets
en red,
daga de acero inoxidable oculta en agenda de cuero, esposas y llave.
[Nuevo concepto para Vampiro 20 aniversario, concepto que andaba pensando y he podido terminarlo para hacer personaje en una partida. ¡En seguida más cosas de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario!]
No hay comentarios:
Publicar un comentario