Zarrio
el buhonero
Características:
Inteligencia
0, Percepción
+1, Presencia
-2,
Comunicación -1,
Fuerza 0,
Vitalidad +3,
Rapidez +2,
Destreza +1
Tamaño:
Edad:
30
Decrepitud:
0
Informidad:
2
Puntuación
de Confianza: 1(3)
Virtudes
y Defectos: Errante, Trasfondo
Feérico; Conjuro,
Conocimiento Arcano,
Empatía,
Portar,
Sangre Feérica, Simpatía
Feérica (Mayor, robo);
Antipatía Feérica (Mayor, ciudades),
Criado por las Hadas,
Impuro, Infame, Jorobado,
Maleficio Mayor (escuchar el
tañido de la iglesia le provoca una Herida Grave).
Rasgos
de Personalidad: Avaro +2,
Cobarde +2, Irreverente +3; +2
Cuevas, +5
Robo, -2
Hierro, -5
Ciudades.
Reputaciones:
Ladrón 4 (local)
Rango
Feérico: 4
Combate:
Puñalada:
Iniciativa +2, Ataque +5, Defensa +5, Daño +2.
Puñetazo:
Iniciativa +2, Ataque +3, Defensa +4, Daño 0.
Aguante:
+3 (Vitalidad)
Niveles
de Fatiga: OK, 0, -1, -3, -5,
Inconsciente
Penalizaciones
por Heridas: -1 (1-5), -3
(6-10), -5 (11-15), Incapacitado (16-20), Muerto (21+)
Habilidades:
Aragonés 5 (insultos),
Atención 2
(víctimas),
Atletismo 2
(carrera),
Concentración 2
(teñir auras),
Conjuro 4
(Empatía),
Cultura Feérica 3
(encantamientos
feéricos), Don de Gentes
2 (ladrones),
Embaucar 3 (guardias),
Empatía 4 (Portar),
Liderazgo 2 (influencia
simpática),
Pelea 2
(puñal), Penetración 2
(Empatía),
Portar 4
(Empatía),
Precisión 2 (Empatía),
Prestidigitación 4
(saquear bolsillos),
Sigilo 4+1
(espacios naturales),
Supervivencia 2 (buscar
setas).
Equipo:
puñal, ropas raídas, zurrón con un odre de aguardiente u otro
alcohol fuerte y barato, alijo de cosas robadas guardadas.
Carga:
0.
Apariencia:
Un hombre cubierto de mugre,
encorvado y de constitución
adusta. Sus ojos son oscuros
y hundidos, sus uñas están manchadas y su pelo y barba son
descuidados. La ropa que tiene está bastante gastada, aunque pueden
verse allí o allá cosas extrañamente más nuevas a veces.
Su piel está más curtida por el viento y el camino que morena
por el sol.
Zarrio
es el nombre que le dieron la primera vez que encontró a otra
persona, ya que fue tomado
por duendes (del tipo que
evita la luz, el hierro y son retorcidos cuanto menos) cuando era muy
pequeño. Su espalda se
torció al crecer y vivir con ellos, pero le enseñaron a moverse
entre las sombras y a robar. Cuando ya era demasiado alto para seguir
viviendo con ellos marchó a la superficie. Un brujo feérico le
enseñó su oficio al
reconocer el toque de las hadas oscuras en el chiquillo,
pero no todo lo que ocultaba
su oscura tradición pagana de brujos.
Nunca
se acerca a las ciudades, pero sí se mueve por el campo o incluso
castillos solitarios con
tranquilidad.
A veces se ofrece como ayuda
a bandidos
como uno de ellos temporalmente,
otras veces los engaña o amedrenta para que le den la mejor parte
del botín. Zarrio a veces
intenta pasar inadvertido y pedir, pero no tardan en reconocerle,
y su carácter arisco y caprichoso no se lo pone fácil.
Ha visitado una Alianza recientemente, pero por alguna razón no pudo
lanzar magia en absoluto ahí
dentro, y no tiene ni idea
del
porqué; y prefiere evitar a
otros hechiceros. Es por eso
que a veces cambia las cosas que roba, comerciando de aquí para
allá, aunque no siempre le dejan.
Utiliza
su magia y astucia para sobrevivir, pero también para resarcirse de
quienes le ofenden. Suele
prepararse para hacer venganzas especialmente importantes, pero
también puede usar su magia
directamente para castigar a quienes le ofenden.
Cuando encuentra una cueva, Zarrio suele guardar allí su botín, y
transformarlo en algo que pase inadvertido o que forme parte de la
cueva. Suele buscar guaridas
desde donde usar sus poderes feéricos para engañar o asaltar a la
gente. Prepara rituales con setas y alcohol para luego lanzar
conjuros tranquilamente. Ha
dominado una de sus debilidades anteriores, el
hierro, mediante mucho entrenamiento y esfuerzo.
Parte de su herencia fortalecida por su hechicería feérica es que
sufre con el sonido de las campanas de la Iglesia, como si le
golpearan con un bastón de hierro.
[Esto era un personaje medio abandonado y al que di un cambio de estilo. Interpreto un par de reglas de forma generosa, pero no hasta sus últimas consecuencias ventajosas. ¡Pronto última entrada del mes de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario!]
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